miércoles, 28 de octubre de 2009

La Princesa y el Vagabundo; Introducción


Mi nombre es Jondhalar, soy descendiente directo en línea de los reyes de la Casa de los Altos Elfos de Ethel Anorathal y creo que, al fin, mi destino esta por sellarse, después de tan solo 236 ciclos de soles, y después de tantas aventuras, tantas veces de ver a la muerte tan de cerca e incluso sonreírle burlonamente, pareciera que al fin me alcanzará hoy… Mi dragón ha muerto, he dejado de sentir su presencia en mi mente, y ya no oigo su rugido ni el batir de sus alas, al parecer la batalla fuera de esta prisión de roca caliza ha terminado. Amatistha me encerró aquí para salvarme, era un dragón hembra bronce y blanca, de una belleza inigualable, fiera como el fuego nuevo y mas sabia que cualquier ser mortal de esta tierra.

Compartimos tantas aventuras… mas de dos siglos juntos… y al parecer este será nuestro fin, ya no me queda por que luchar, tengo una espada rota en mis manos, que debía ser la salvación de esta tierra y significar el fin de esta guerra sin sentido, nadie recuerda ya, por que empezó, y sin embargo nadie olvida pelearla, es algo estúpido simplemente, o ¿será acaso que los dioses disfrutan vernos luchar los unos contra los otros? Y en mi corazón el recuerdo de la sonrisa de Galadriel comienza a desvanecerse… Sé que tengo que seguir luchando hasta el fin, por el orgullo mismo que llevo en la sangre y por el amor a mi gente y a mi tierra, pero ya no me quedan fuerzas, ya no hay algo que me mueva a seguir luchando…

Y cuando comienzo a pensar como llegué aquí, a este punto en el que me encuentro ahora, mi compañera de mil batallas muerta, mi espada rota, encerrado en una caverna de piedra y con el más sanguinario de mis enemigos intentando entrar para destrozarme; enamorado de una mujer humana, que ha demostrado valer mas que todos los tesoros de mi pueblo, herido y cansado; y con pocas reservas mágicas, tal vez suficientes para un ultimo conjuro mortal, que podría costarme la vida…

¿Mi vida? Que me hace pensar que esta vida es mía para darle tanto valor y no querer dejarla ir, tengo que pensar también que aun destruyendo a mi enemigo, lo que luce prácticamente imposible pensando que esta montado en un temible dragón y con sus armas y armadura completas, tal vez mi sacrificio no serviría de mucho, y es que aun con Murdriel muerto la destrucción de esta tierra no se detendría… la única que puede hacerlo es Galadriel… Ella debe estar entrando en la cámara de la Reina de la Oscuridad en este momento, y si Amatistha y yo le ofrecimos suficiente distracción, habrá pasado sin mayores complicaciones, llegando así entera para enfrentarse a su destino y salvar K’Ancargaz y liberarla de este conflicto.

No creo volverla a ver, mis sentidos comienzan a olvidarla, el recuerdo de su imagen se nubla para mis ojos, su aroma comienza a desaparecer en mis fosas nasales y mi piel ha comenzado a olvidar el roce de su propia piel, su voz se pierde en mis oídos y su sabor… si su sabor, el sabor de su ser, de sus labios, de su cabello, de su piel… ya no lo recuerdo… y sin embargo la extraño tanto en este momento, tal vez si ella estuviera aquí conmigo, si no nos hubiéramos separado, tal vez yo no estaría a punto de conocer mi final, o tal vez, al menos, lo habríamos encontrado juntos…

1 comentario:

Karla Carmona dijo...

woooooowwwww!!!!!! esto cada renglon suena mas interesante, y eso que solo es la intro..... seguro que sera un cuento maravilloso......

FELICIDADES!!!!!!!!!